Franz Ferdinand: La banda que te hace bailar sin parar aunque sea lunes a la noche

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Franz Ferdinand en obras. Foto por Fabiana Torras

Pasadas las nueve de la noche del lunes 11 de noviembre, el escenario de Obras seguía vibrando tras las actuaciones de las bandas soporte, Pacífica y Fonzo y Las Paritarias. En el ambiente sonaban temas de Duran Duran, Giorgio Moroder y Talking Heads, anticipando lo que estaba por llegar: un show de Franz Ferdinand cargado de energía, dispuesto a hacer bailar a fuerza de guitarras y ritmo.

Luces afuera: el entusiasmo del público estalló en un grito de éxtasis. Alex Kapranos y su banda hicieron su entrada al compás de la melodía de “Police Squad!”. No había duda alguna. La sexta visita de Franz Ferdinand a la Argentina sería inolvidable.

Sobre el escenario, que contaba con diseño simple (la banda no pone mucha garra en «decorar» donde toca; lo decora con música de verdad), se destacaba un arco inclinado con formas geométricas, en línea con las portadas de sus discos, y el icónico logo de la banda. Cinco escoceses vestidos con camisas prolijas, pero con el desenfado necesario para rockear, ocupaban sus lugares.

“¡Hola, campeones del mundo!”, saludó Alex en español, para luego presentarse en un inglés cargado de acento. A partir de ahí, quedó claro que la verdadera conexión entre la banda y el público se daría a través de la música más que de las palabras. La respuesta de los asistentes fue inmediata, aplaudiendo la energía inagotable de Kapranos, quien no se detuvo ni un segundo durante el espectáculo.

Un guiño especial llegó con la inclusión de “La Danza de Los Mirlos”, un toque que resonó profundamente entre los fans sudamericanos. “Me gusta el rock and roll, la música griega y algo de cumbia”, había confesado Alex días antes en una entrevista con la revista Rolling Stone, mostrando su apertura musical.

Franz Ferdinand en obras. Foto por Fabiana Torras

Una noche de clásicos y novedades

El recital arrancó de manera inesperada con un tema inédito, desconcertando brevemente al público, pero rápidamente la banda se ganó el corazón de todos con una seguidilla de éxitos: “The Dark of the Matinée”, “No You Girls” y “Walk Away”. Estas canciones evocaron una época no tan lejana en la que las guitarras dominaban la escena indie-rock, despertando una euforia nostálgica entre los presentes.

 

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A pesar de contar con una lista de grandes éxitos, el show no se sintió como un repaso de hits, sino como un set cuidadosamente construido para mantener un ritmo bailable y constante. La banda tocó 6 de sus temas nuevos que estarán incluidos en su próximo álbum que saldrá en enero del 2025, titulado «The Human Fear».

Franz Ferdinand transformó Obras en una especie de club nocturno oscuro, perfecto para aquellos que no suelen bailar, pero que no pudieron resistirse al groove característico de la agrupación.

La mezcla entre lo nuevo y lo clásico fluyó con naturalidad.“La única manera de mantener vivas las canciones antiguas es presentarlas junto a material nuevo”, había explicado Kapranos, dejando claro que el movimiento y la creación constante son esenciales para ellos.

El momento épico: “Take Me Out”

El punto culminante de la noche llegó con “Take Me Out”, un himno del rock moderno que parece diseñado especialmente para el público argentino, amante de saltar y corear incluso las melodías instrumentales. La explosión de energía previa al estribillo fue una verdadera cuenta regresiva, con guitarras pulsantes que pusieron a todo el estadio a vibrar.

Tras este mega hit, la banda mantuvo la intensidad con temas como “Ulysses” y “Michael”, sumergiéndose en una atmósfera más oscura pero igualmente emocionante. Para cerrar la noche, “This Fire” encendió al público por última vez, con Kapranos pidiendo a todos que se agacharan antes de saltar en un estallido final de euforia.

Franz Ferdinand en obras. Foto por Fabiana Torras

Una experiencia inolvidable

Franz Ferdinand ofreció un show impecable, que conectó tanto con sus seguidores más antiguos como con quienes los descubrieron esa noche. Fue un recital que equilibró rock y baile, emoción y energía, mostrando a una banda que sigue reinventándose sin perder su esencia. Una noche para recordar, en la que todos se sintieron parte del gran espectáculo.

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