La noche platense se convirtió en una fiesta eléctrica. Con un Hipódromo repleto y un clima de comunión total, Babasónicos volvió a demostrar por qué sigue siendo una de las bandas más influyentes, elegantes y provocadoras del rock argentino.
El grupo liderado por Adrián Dárgelos ofreció un show monumental —el más grande que hayan dado en La Plata—, cargado de precisión, sensualidad y ese magnetismo que solo ellos saben construir. La puesta fue tan meticulosa como poderosa: luces, proyecciones y silencios en el momento justo, creando una experiencia más cercana a una obra de arte que a un simple recital.
Desde los primeros acordes de clásicos como “Vampi”, “El loco”, “Yegua” o “Irresponsables”, hasta el estreno en vivo de “Advertencia”, su más reciente lanzamiento, el repertorio se sintió como una línea de tiempo viva. Babasónicos unió generaciones, fusionando pasado, presente y futuro con una soltura que pocos grupos logran.
El Hipódromo vibró al ritmo de una multitud que no dejó de cantar ni un segundo. Hubo coros, saltos, abrazos y una euforia colectiva que terminó de sellar la noche como uno de esos momentos que quedan tatuados en la memoria.
La cita en La Plata fue parte de una extensa gira que llevó a la banda por Argentina, Latinoamérica y Europa, y que cerrará el año con dos shows en el Estadio Ferro los días 6 y 7 de diciembre. Pero lo del Hipódromo tuvo otro peso: fue un regreso triunfal, una confirmación de que Babasónicos sigue en su mejor momento, reinventándose sin perder su esencia.
Con una puesta impecable y una energía arrolladora, el grupo volvió a marcar el pulso del rock argentino contemporáneo. Y si algo dejó claro esta noche es que, a 30 años de su debut, el futuro del rock nacional sigue teniendo nombre propio: Babasónicos.
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